Uno de mis momentos favoritos de la semana es cuando, normalmente en domingo, puede dedicarme un poquito más a mí misma, ese día en el que la ducha puede durar más de cinco minutos, que no tengo que estar pendiente del reloj, y que puedo disfrutar de todos los olores y sensaciones porque nadie me espera, la única importante soy yo. Es mi ritual de belleza, no me suele llevar ni una hora, pero la disfruto muchísimo, ¿queréis saber en qué consiste?
ANTES DE LA DUCHA
Me desmaquillo con un desmaquillante waterproof o en formato aceite, y agua micelar; en caso de no estar maquillada, tan sólo utilizo este último, en este caso, el agua micelar de Bioderma para pieles sensibles, secas o muy secas.
Es muy importante tener el pelo desenredado antes de lavarlo, pues así activaremos el riego sanguíneo y evitaremos enredarlo más al aplicar el champú.
DURANTE LA DUCHA
Aquí siempre sigo un orden muy marcado, para así poder mantener determinados productos el tiempo necesario para que actúen. Sigo de la siguiente forma:
- Aplico champú y enjuago.
- Aplico el exfoliante capilar de Alcántara, y dejo actuar, mientras,
- Exfolio el cuerpo con el exfoliante definitivo, el de Collistar, una marca que me encanta!
- Exfolio el rostro con el exfoliante suave de Nuxe, que huele a rosas.
- Enjuago pelo, cara y cuerpo con abundante agua.
- Aplico segunda jabonada del pelo, y enjuago.
- Elimino humedad del pelo y aplico mascarilla. En mi caso uso la de Bonacure de Schwarzopf, mi favorita. Dejo actuar mientras,
- Lavo el cuerpo con mi gel habitual.
- Enjuago todo, pelo y cuerpo, intentando que en el último enjuague el agua esté más fría, para activar la circulación.
TRAS LA DUCHA
Aquí mi ritual se divide en dos partes: la dedicada al cuerpo y la dedicada a la cara.
En lo que respecta al cuerpo, aplico una crema nutritiva, y en las zonas que tengo más secas, la nivea Creme, la crema universal por excelencia. En esta época del año no lo suelo necesitar, pero en pleno invierno mi piel lo pide a gritos.
En la cara me aplico primeramente una tira limpiaporos en la nariz. Al aplicarlo tras la ducha, con el vapor el poro se abre, por lo que salen con mucha facilidad. La dejo 15 minutos o hasta que se seque. Mientras, aprovecho para peinarme.
Una vez seca, retiro lentamente, pues si lo hacemos rápido corremos el riesgo de cortar el poro, no eliminarlo desde raíz.
A continuación aplico una mascarilla hidratante o nutritiva, según cómo sienta mi piel. La que más me gusta es la de Azuleno de Algologie, pues siento que me deja la piel muy hidratada.
Tras otros 15 minutos en los que aprovecho para leer, retiro la mascarilla con agua tibia y aplico mi hidratante y contorno habitual.
Es un ritual lleno de olores, sensaciones, texturas… Y tras el que acabo sintiéndome nueva y reluciente. Lista para enfrentar de nuevo la semana. Y por supuesto, siempre me acompaña un buen libro y buena música de fondo. Y que nadie me moleste!